10/31/2007

BRAULIA PRESENTE

Como aqui no he encontrado nada que se asemeje a aquellos días de muertos tan fabulosos que pase en México, he decidido celebrar la noche de los difuntos con un cuento, mas de vida que de muerte, espero que les/os guste.
Llego Felipe con el ultimo rayo de sol al pueblo, a tiempo justo de ver caer la noche, y sabiéndose en territorio popular donde todos se conocen y una muerte es la ocupación de las comadres y los ociosos en la plaza del pueblo, se dirigió a la encorvada octogenaria que pacientemente esperaba en el puesto de las empanadas, a clientes que no acababan de llegar, -hola señora, me llamo Felipe Moura y vengo al entierro de Braulia, ¿sabe usted donde se celebra el velatorio?-, doña Canela pego un suspiro sentido y profundo, miro sus ajadas manos, aliso su delantal y le respondió, -hay hijito! esa Braulia, chamaca loca que era, pero ¡¡buena!!, como la sangre que tenia, que lastima, que lastima de niña, ¿de que la conociste tu?-, y Felipe sintió un malestar general, que no supo si atribuir a la pregunta, a las muchas horas de viaje o a verse de repente en un punto geográfico que podría clasificar la sociedad internacional de cartógrafos como "el culo del mundo". A fuerza de ignorar las instrucciones de doña Canela, recorrió la mitad del pueblo, hasta que cayo en cuenta que todos en ese sitio seguían un patrón de movimiento, las mismas frases y el rostro apesadumbrado, solo podía haber una muerta en ese condenado pueblo, no había tanta gente como para que cupiera la casualidad de que se murieran dos cristianos el mismo día. Se dejo guiar por los pasos frescos de los pueblerinos y al poco llego a la casa familiar de Braulia, su vieja amiga y un misterio que ni el sabia que estaba a punto de desentrañar. La casa se alzaba coqueta en medio de casitas de madera mustias y medio derruidas, gracias a lo intrépida o rematadamente loca que estaba la abuela de Braulia, se pintaba y enlucía año tras año. Los alrededores estaban abarrotados por los familiares y conocidos, curiosos y algún que otro borrachín que aprovechaba los acontecimientos mortuorios para probar un plato de sopa caliente. Se topo de frente y violentamente con la mescolanza de aromas de flores, que desatinadamente la gente iba dejando por todos lados sin preocuparse de combinar colores ni olores, en ese pueblo perdido era todo un lujo disponer de flores frescas y mas pensando que se depositarían sobre la tierra húmeda de una sepultura. Entro en la casa de la familia Caselles con paso dudoso pero sintiendo que se liberaba de un peso, por haber llegado finalmente a su destino, no había motivo racional que explicara su presencia en ese lugar, simplemente siguió un impulso que surgió de alguna parte de su ser y que lo llevo a subir a 4 aviones, 2 autobuses y una destartalada camioneta que al final de 48 largas horas, lo deposito ahí, no había lugar para florituras, ese era un sitio abierto y sencillo como las personas que en el habitaban, no había la parafernalia a la que el estaba acostumbrado en estas ocasiones, se encontró en una amplia estancia de color melocotón, rodeado de gente vieja y nueva, niños y todos extraños para el, solo reconoció un rostro, sereno y bello, uno que le era muy familiar y querido, el de su amiga Braulia, pero este descansaba junto con el resto de su cuerpo en un primoroso ataúd de caoba tallada, creyó que no cabía en ese momento la frase de cumplimiento de aquello que "parece que duerme" se notaba que estaba bien muerta, pero aun así algo de aquella muchacha le era aun cercano, algo le respondió que había hecho bien al emprender aquella travesía.
Casi de inmediato, toda la gente que se encontraba ahí reunida, reparo en las extrañas vestiduras de Felipe, se veía a la legua que ese muchacho no era de por ahí, ni siquiera de un pueblo vecino, o puestos a imaginar ni siquiera de ese país encantado, no, este muchacho tenia que venir de muy lejos, mas lejos de donde ninguno de ellos había puesto los pies y ante aquella asombrosa revelación la gente empezó a arremolinarse sigilosamente en torno a el, solo hubo una voz que sobresalió entre los murmullos y fue la de Sebastián, el confidente y mas antiguo amigo de Braulia. Se dirigió directamente a Felipe y no hicieron falta palabras, de inmediato Sebastián supo que ese era Felipe el personaje que creía ficticio a fuerza de tanto oírlo de labios de Braulia, tan enlucido y sobradamente deseado de conocer, que por un momento a Sebastián le pareció irreal. Asimismo Felipe reconoció en el acto a este imponente hombre que había aparecido ante si, no hicieron falta palabras, en silencio dieron la espalda y caminaron lentamente por un corredor de azaleas, hasta el fondo de la casa que estaba rematada por un jardín centenario.
Reino un silencio mas que incomodo en toda esa casa, la gente estaba picada por la curiosidad de aquel extraño que había aparecido repentinamente y al cual solo parecía conocer Sebastián, era muy raro, todos sabían de la vida de los demás, afectos, odios, amistades y desventuras, pero de Braulia nunca se podía saber.
Bajo un almendro dos sillas eran ocupadas por esos 2 desconocidos que solo tenían en común que habían sido en vida de Braulia, el eje de sus afectos.
Ella estaba impaciente, posada delicadamente en la copa de aquel almendro, afinando el oído y exultante ante la visión de aquellos dos juntos, en silencio, deseando decirse tantas cosas, pero dominados por la situación. Sebastián (como era de esperar) fue el que rompió el silencio, y decidió hacerlo con una sencilla pregunta que calo en lo mas profundo del ser de Felipe, lo recorrió de extremo a extremo como un rayo, y al salir de sus oídos lo quebró por dentro, Sebastián pregunto, -¿tienes idea de cuanto te quería?-
No fue fácil recuperarse de aquel trance, ni todo el cansancio ni las 3 lenguas distintas con las que tuvo que lidiar en su viaje, ni las aduanas, ni el pesar de perder a alguien tan querido, le habían hecho mella como aquella pregunta. No tuvo valor de responder, ni siquiera de mirar a la cara a quien le interrogaba de esa forma tan violenta, solo atino a bajar la cabeza, y devolvió esa pregunta, con otra pregunta, ¿Por qué se fue, Sebastián, por que se fue?-.
Braulia vino al mundo por equivocación, estaba destinada a vagar por el espacio sideral, etérea como era, pero un día se descuido y apareció encarnada en medio de una estrafalaria familia, y sin entender nada de su recién adquirida condición humana. Ella nunca perteneció a este mundo en el que nos movemos, siempre estuvo buscando esa puerta, ese botón que le dejaría pasar a la dimensión de la cual ella venia, a la cual pertenecía, la que tanta añoraba sin saberlo.
Aunque ella estaba convencida de no pertenecer y siempre estaba atenta ante la expectativa de escapar de su vida terrenal, poco a poco se fue convenciendo de que esto no estaba tan mal, encontró afectos, a quien querer y a quien le quisiera, encontró cosas preciadas, pequeñas y grandes y fue construyendo esa realidad paralela que tanto ansiaba, hasta el punto que su epitafio por común acuerdo de la familia rezaría: “volvió a donde pertenecía, el 24 de enero del 2000”.
Braulia pasó gran parte de su vida, explorando, corriendo, huyendo, en su loca carrera muchas veces olvido detrás de que corría, pero nunca se paro a pensarlo, confiaba que si continuaba, tarde o temprano lo recordaría, a veces paro, porque pensó encontrar algo importante, y al cabo de los días supo que valía mas la pena seguir corriendo. Solo unos pocos lastres consiguieron adherirse a sus talones, unas cuantas personas que por mas que intento sacudirse nunca lo consiguió, o tal vez, no quiso hacerlo.
Conoció a Felipe un verano de esos raros, de los que ya pertenecen a otro ciclo climático, hacia frío, y había dos bandos entre la gente que les rodeaba, los que se negaban a aceptar un verano defectuoso, y protestaban con chanclas y camisas de manga corta, y los resignados que en pleno verano exhibían sin pudor jerseys de lana y angora, botas de piel gruesa y alguna que otra chaqueta de pana, había olores diversos, a pino, a maderas, a reactivos químicos y un aroma de calor artificial que lo inundaba todo, en medio de mucha gente se encontraron, se reconocieron, Felipe tampoco pertenecía a esta realidad que damos por hecho, pero hasta ese momento el lo ignoraba.
Braulia seguía impaciente esperando respuestas que no acababan de salir de las bocas de esos dos hombres que se debatían entre la curiosidad, las dudas y la falta de confianza, al mismo tiempo pensaron que si los dos fueron tan importantes para aquella amiga en común, algo tendrían que compartir, tal vez fue por ese pensamiento que Felipe se animo por fin a hablar, la pregunta de Sebastián aun flotaba en el aire, cuando decidió responder y su subconsciente se desdoblo a tiempo para responder antes que el, -preferí ignorarlo, porque no habría sabido que hacer con todo eso-. Sebastián sintió ganas de dejar a ese desconocido en medio del desierto para que se lo comieran los coyotes y desapareciera sin dejar rastro, pero Braulia fue certera y quebró una rama del almendro para que estratégicamente le cayera en la cabeza a Sebastián, reprendiéndolo por ese mal pensamiento, y el así lo entendió, el sabía como era Braulia y no se extrañaba de que fuera tan taimada para seguir corrigiéndolo después de muerta.
Sebastián se animo a hablar con franqueza, le confeso a ese recién conocido sus pensamientos, -Braulia sabia que iba a morir, por eso empezó a desandar sus pasos, por eso se fue sin decirte adiós, no lo hizo por esa extraña maldad femenina, no, ella no era así, si te sirve de consuelo, no dijo adiós a nadie, dedico su ultimo año a caminar hacia atrás con paso lento y decidido, nadie entendía porque, nadie se atrevió a preguntarle, pero así lo hizo, ella sabia bien lo que le pasaría, sabia que llevaba una cuenta atrás, y se apresuro a repasar cada uno de sus estadíos-.
Felipe se desconcertó ante aquella afirmación, no sabia decidir entre indignarse y rendirse al peso que la melancolía ejercía sobre su corazón, empezaron a cobrar sentido en su cabeza, tantas frases, tantas miradas, todo aquello que el atribuía a la rareza del carácter de Braulia, de repente, todo cobro sentido, ella sabia lo que pasaría………… sabia que se iba.
Desde la casa llegaba el suave murmullo de los rezos variados que intentaban mas consolar a los presentes que guiar el alma de Braulia por buen camino, ella estaba, como siempre, sin que los demás fuesen concientes de su presencia, se debatía entre sobrevolar el almendro escuchando aquella charla de sus dos queridos amigos o vagar por la cocina recreándose en los aromas que forzaban las manos de las mujeres a salir de aquel batallón de ollas y sartenes, los Caselles tenían que atender a toda aquella gente, y a cada momento aparecía mas, mas variada y mas desconocida aun que los anteriores. La madrugada se empeñaba en echar a toda aquella muchedumbre pero estos se resistían, ya que no habría nada mejor que hacer en sus casas y a que aquel velorio era uno de los acontecimientos sociales de aquel año. En ese pueblo tan apartado de todo que ni las enfermedades alcanzaban a sus habitantes y por eso era tan extraordinario estar en presencia de un difunto, y mas uno joven, uno del cual nadie sabia la causa.
Las comadres se apresuraban a hacer sus apuestas, el cristal que impedía que tocaran a Braulia despertó la imaginación calenturienta de todos, se le atribuyeron tantas causas de muerte como para exterminar un pequeño país de Europa Central. La verdad era menos retorcida que eso, el cristal lo puso el padre de Braulia, solo para impedir que los curiosos se atrevieran a tocar a su hija, sabia cuanto odiaba Braulia la costumbre de las ancianas de pellizcar las mejillas, y adelantándose a los acontecimientos, pidió al cristalero del pueblo, una pantalla exquisita que protegiera a su hija de tales atrevimientos.
Entretanto amaneció, el sol pareció no enterarse de la perdida de aquella familia, porque no mostró reparos en exhibirse al completo. En el cementerio casi estaba listo todo para recibir aquella nueva inquilina, antes de que el sol alcanzara el cenit en aquella casa en otros tiempos feliz, todos cayeron en la cuenta de que realmente sabían poco o mas bien nada de aquella muchacha a la que habían velado, secretamente cada uno fue aceptando que de ella solo sabían el nombre, Braulia Caselles, y nada mas, nadie sabia nada de lo que hizo, de lo que quiso, no supieron que su color favorito era el azul, que le disgustaba la ira y que se recreaba en lo que ellos calificaban de insignificante, no supieron nunca que fue ella la que llevo la nieve a ese pueblo seco, solo para que los niños la conocieran, nadie se entero de que tuvo 17 abuelas y 13 abuelos, porque ninguno de los suyos le gustaba, fue ella la que apago el sol 4 días y le echo la culpa a las tormentas de arena, para que su amiga antes de morir no supiera que sus últimos días fueron malos, para que pensara que murió en una noche mala que todo se torció, espanto al cura del pueblo cortándole la luz las noches de tormenta, solo para que se alejara del pueblo y dejara a la gente ejercer de verdad el libre albedrío y para que dejara de expoliarlos también. Braulia hizo tantas cosas, amo tanto, pero nunca supo cuales eran las palabras para expresarlo y cuando las aprendió, aprendió también que la gente se asusta del amor, que todos viven tan lejos unos de otros, que no toleran la idea de que alguien pueda estar tan cerca. Braulia amo todo lo tangible y lo intangible, pero sobre todas las cosas amo a Felipe con su acento extraño y su vida marcada, amo el olor a sal de su ser y su mirada esquiva.
Se lo dijo muchas veces, pero solo cuando el no estaba, solo cuando dormía, y el así lo recordó de repente, y recordó las palabras con las que ella se despidió, recordó que lloro al escucharla decir adiós, que quizo despertar su parte conciente pero que ella le pidió que no lo hiciera y que le revelo todos los secretos de su vida y de su procedencia, le explico la manera de seguirla cuando llegara el momento, y sobretodo encontró las palabras justas a tiempo, para expresarle su amor, pero todo eso que le dijo, el no podía recordarlo, si bien sabia que los días de lluvia mientras corría por las calles empedradas de su barrio, resguardado solo por un periódico, había algo que brotaba de su pecho, era un calor reconfortante, que el no sabia explicar, estando su ciudad a 5ºC, era ella, era ella siempre la que le susurraba, era ella lo que el entendía por valor, era ella quien tomaba las decisiones por el y quien alejaba las cosas malas, pelaba los dientes a los peligros que acechaban al objeto de su afecto, flotaba a su alrededor sin que el lo supiera, pero sintiéndola a cada instante y a veces como un escalofrió que empezaba en su ombligo y traspasaba hasta su espalda, y fue ella quien le aviso que tenia que acudir a esa cita en ese remoto punto geográfico donde ahora se encontraba.
Braulia yacía dentro de su ataúd de caoba sintiendo la frescura de la tierra que caía acompasada sobre ella, decidió salir a dar un ultimo beso en la mejilla a los que quiso, miro a Felipe a los ojos, con una sonrisa burlona y cómplice, la misma que se dedicaban en los años buenos. Antes de que el pudiera alertar a los presentes, antes de que pudiera tocar la espalda de Sebastián para decirle que ella estaba ahí, cayo fulminado en el montón de tierra que aguardaba al lado del sepulcro, mientras los presentes gritaban despavoridos, Braulia lo tomo de la mano y se lo llevo por el mar que ella bien conocía, le enseño los corales de los que tantas veces le hablo, le regalo el melancólico canto de las ballenas, madres solteras, le mostró el desierto encendido y los oasis donde reposaba la historia de su estirpe, al final del día, le aguardo solo unos minutos para que contemplara las estrellas desde los volcanes inactivos que poblaban el paisaje y con la ultima estrella apareciendo en el firmamento, lo tomo de la mano y lo llevo a donde le aguardaban otros etéreos, como ella, como el. A Le Dauphin desde donde le prometió que vería todo lo que el quería, pero que sobre todas las cosas aprendería esas palabras que están prohibidas por la raza humana, por los tangibles.
En la tierra, lejos de aquella constelación, dos sepulcros secaban bajo el manto estelar, un pueblo entero tenia datos para un mes o dos de habladurías, y se leía en una lapida “volvió a donde pertenecía, el 24 de enero del 2000” y a su lado con la presurosa caligrafía de Sebastián, “y el por fin la siguió”.

10/25/2007

PREGUNTÓ

Caia muy debil la lluvia pero sin cesar y no hay nada mejor que sentarse a esperar que escampe, decidi hacerlo en un cafe del centro, en silencio, resguardada por el toldo carmesí que yo casi juraría centenario, un periodido local anunciaba lo de siempre, algunos muertos por aqui, dos fraudes por alla, las mismas disputas politicas, las paginas de anuncios de las putas y proxenetas, los deportes (.........). se acerco a mi, o debo aclarar, me asaltó un hedor de humanidad antes de que su poseedor estuviera a distancia prudente para hablarme, me miró con esa mirada desesperada de los ausentes de mente, debajo de toda su mugre y sus miserias salio su pregunta, -¿tu tienes miedo a morir?- , despues de asegurarme que la pregunta era para mi, me tome mi tiempo, sorbi el cafe ya casi frio de mi taza, y le respondi sinceramente, -hoy no- , me miro desconcertado y estaba a punto de decir algo importante, estoy segura de ello, cuando salto el camarero de la nada para ahuyentarlo como se ahuyentan los gatos callejeros de las marisquerias, con el paño de cocina esgrimido como arma letal, y ese chasquido de lengua peculiar.
Para una pregunta interesante que me hacen en dias como estos, y yo que no tuve la oportunidad de ahondar en el tema.
¿Tu tienes miedo a morir?, yo a veces, cuando no estoy centrada, siento como si fuera saliendo de casa tarde y se me estuviese olvidando algo, pero cuando todo gira en orden, es como si salieras de casa a tiempo, entonces hasta tienes la opotunidad de dar un rodeo antes de llegar a tu destino, y estas tranquilo, tranquilo porque sabes que todo esta en su sitio, que puedes irte y que todo seguira en orden.

10/18/2007

¿¿¿¡¡¡O QUE SERÁ!!!???

Tras amarguras pasadas, hoy pacte con una de mis tantas personalidades (de las mias multiples) que ya estaba bien de melodrama, anoche compre 24 cajas de cerillas/cerillos extralargos, mujer de gustos sencillos que soy, me reconfortan porque ya no me churrascare los guantes en el laboratorio cuando queme alcohol, y por fin, cuando en casa encienda el horno, no quemare el equivalente a una hectarea del amazonas en papelitos para encenderlo, por fin, vaya tonteria!! pero en esas pequeñas cosas reside la felicidad, estoy convencia, cerillas extralargas, noticias de nuevos amores, (no mios, obviamente, aunque igual de desastrozos), y la palabra estabilidad sobrevolando mi cabeza, una conversacion ligera esta mañana, risitas tontas acompañadas de cafe malo, pero que han ayudado a romper la gruesa capa de nubes negras que se cebaba sobre mi.
Decidi desde temprano que CHICO BUARQUE se haria cargo de mi recien adquirido postivismo, y aqui esta, preguntandose en su cancion, lo que yo busco, lo que todos buscamos, oh que sera?, que sera?.
O que será que será
Que andam suspirando pelas alcovas
Que andam sussurrando em versos e trovas
Que andam combinando no breu das tocas
Que anda nas cabeças, anda nas bocas
Que andam acendendo velas nos becos
Que estão falando alto pelos botecos
Que gritam nos mercados, que com certeza
Está na natureza, será que será
O que não tem certeza nem nunca terá
O que não tem conserto nem nunca terá
O que não tem tamanho
O que será que será
Que vive nas idéias desses amantes
Que cantam os poetas mais delirantes
Que juram os profetas embriagados
Que está na romaria dos mutilados
Que está na fantasia dos infelizes
Que está no dia-a-dia das meretrizes
No plano dos bandidos, dos desvalidos
Em todos os sentidos, será que será
O que não tem decência nem nunca terá
O que não tem censura nem nunca terá
O que não faz sentido
O que será que será
Que todos os avisos não vão evitar
Porque todos os risos vão desafiar
Porque todos os sinos irão repicar
Porque todos os hinos irão consagrar
E todos os meninos vão desembestar
E todos os destinos irão se encontrar
E o mesmo Padre Eterno que nunca foi lá
Olhando aquele inferno, vai abençoar
O que não tem governo nem nunca terá
O que não tem vergonha nem nunca terá
O que não tem juízo

10/11/2007

EL CIELO ABRIRA

El cielo abrira, se que abrira, que tarde o temprano, un hueco dejara pasar la luz y encandilara todo, abrira, lo se, o yo, a fuerza de saltar tan alto donde ninguno antes llego, dare un puñetazo y lo abrire, volvere a saltar mas alto y con las uñas lo rasgare. si, sin duda, el cielo abrira.

10/08/2007

INDIA SONG

Mariana MontalvoIndia Song

Canto, sin saber lo que digo, tal vez te hablare de ella, que nunca conoci.

Y asi, en mis palabras locas, tal vez te hablare de ella, revivira en mi voz.

tal vez te hablare de ella, de ese fuego que ardio, de su piel, de tu piel del amor volcan del amor carbon.

Canto, desde tierras lejanas, tal vez te hablare de ella que nunca me oira.

Tal vez te hablare de ella, la estela que dejo de noches y de tedio, del amor carmin del amor azul.

Canto, sin saber lo que digo, tal vez te hablare de ella, que nunca conoci que nunca conoci.

Mariana Montalvo

Hay esencias que el pacifico bebe, en el mediterraneo solo se disuelve, se disuelve todo, el atlantico troca palabras, sentimientos y deseos, se descubre ante mi y borra en un segundo lo que se construyo en años, desaparece la certeza en el.

Pobre de mi corazon que se comunica en oceanos de incertidumbre, tantos rios y tan pocos manantiales, solo me queda el consuelo de fluir, fluir, fluir.

10/01/2007

HOLA REALIDAD, NO ESTAS EN MI LISTA.......

La realidad llego a las 11 y toco a la puerta, sin importar la descortesia de no anunciarse, asi es ella, llego y aporreo la puerta, gimoteo a riesgo de que todo el vecindario se enterara de que tocaba en el primero puerta 2, toco y toco, aunque intentabamos no escuchar, con el volumen de la tele al maximo, la vista en otra parte y la conviccion de no abrir, pero es una visita mal avenida a la que tarde o temprano hay que abrirle, no basta con ignorarla, cuchichea y grita, se retuerce y martillea en la cabeza, se hace espacio, no se va y nunca se conforma, no queda mas remedio que dejarla pasar.
Se sienta suspicaz en medio de todos, señorial y con la vista en alto, arquea una ceja y de repente se convierte en una novia psicopata, se pega a la espalda y se cuela en la ducha, quema la comida y te detiene los parpados para no dormir, para que nadie descanse en su presencia, caprichosa que es, atosigante, latosa.
Viene y va cuando quiere, hace como que se va y en el ultimo instante, se vuelve sobre sus talones, salta sobre uno, te araña la cara y atenaza el cuello con todas sus fuerzas, uno no escapa, simplemente suspira y termina por besarla.