Desde temprana edad, me di cuenta de algo que marcaria el compas de mi vida, mientras los demas niños se afanaban por desentrañar los misterios festivos de papa noel, los reyes y todo lo que existia de lo que no, a mi de pronto y sin avisar me cayo el peso de una sentencia de por vida, no encajaba.
Ser la menor de 3 hermanas y de todos los primos por mi conocidos creo que antropologicamente contribuyo a aquello, mientras los mayores se empeñaban en apartarme de sus charlas, y los menores de sus juegos, se fue gestando todo lo virulento de mi caracter, todo lo radical y reaccionario que pueda haber en mi.
Siempre he tenido la impresion de ir con unas gafas de esas hippies que hacen que todo lo veas de otro color o con el marco de una forma definida, a menudo me preguntaba, que habia de malo en mi que hacia que siempre me quedara en el extraradio de las relaciones interpersonales de todos, a cualquier nivel y en cualquier ocasion.
Con el tiempo desarrolle una peligrosa aficion, la de experimentar con la gente como si fuesen cobayas, sigue alterandome el pulso el saber que una frase en su justo momento, puede hacer a la gente saltar de su asiento, y ese es un arte que he venido cultivando como si de ikebana se tratase.
Tuve un gran profesor y amigo que me enseño ese intrincado arte, me explicaba de forma sencilla algo que yo juro que mas tarde he escuchado en alguna pelicula. que las personas son como las cebollas y que es muy interesante ir quitando cada capa, irremediablemente como seres humanos, al igual que las cebollas, la mayoria, entre mas capas nos quitan, mas apestamos.
Entre lo mas destacado de mi sociopata aficion esta la vez que un grupo de candidatos a amigos intimos, charlaban alegremente de lo fantastica y solida de la amistad que construiamos, que nunca cambiariamos, que podiamos contar para todo, y ese dia decidi que no tenia que esperar 15 o 20 años para ver si era verdad, hize un comentario de drogas (¡¡yo!!, que nunca me he fumado ni un pitillo de marihuana), y en menos de lo que mi hermana agota su visa, todo el grupito salio como una estampida de antilopes. ese es el arte que mi buen profesor de filosofia me enseño, descubrir las facetas de las personas con sencillas palabras.
Años mas tarde me toco presenciar como alguno de aquel selecto grupo de "amigos para siempre", iban caminando por el paseo del puerto de mi ciudad, con la mirada perdida, sudando nerviosos en busca de algun traficante que les vendiera una dosis de lo que fuera, nunca he dominado del todo el arte de arquear mis cejas, pero en esa ocasion mi ceja derecha casi termina en mi coronilla.
Creo que sobra decir que esta aficion mia siempre preocupo a mis sufridos padres que intentaban por todos los medios alejarme de mis malas influencias, y llevarme al camino recto, fomentando mi amistad con hijas de sus amigos, algunas de las cuales fueron luego agridulces poseedoras del titulo de la preñada mas joven del barrio, manteniendo relaciones ilicitas con gente a la que nunca deberian haber visto, algunas llamemoslas simplemente putillas y uno que otro embarazo adolescente, y un dia cualquiera, me alegre tanto de ser tan rara, tan huraña y de no encajar ni intentandolo.
Termine por congraciarme conmigo misma por ir siempre como los salmones, nadando contracorriente y adentrandome en aguas turbulentas a las que nadie acudiria concientemente. si encajar significaba mutilarme, preferi seguir como hasta entonces.
Al final, solo puedo sentir satisfaccion por mis vidas vividas y por cada personaje conocido, toda ese gente a la que muchos les endosaron la cruz de David amarilla, marcandolos como malas reses, esa gente es la que me atrae como mosca a la miel, los mas raros posibles, que son siempre los que mas tienen que contar y con los que siento que dos piezas defectuosas de dos puzzles/rompecabezas distintos, al fin encajan, yo y ellos.
