4/23/2008

MAS FOTOS DE EGIPTO

Llegamos a el Cairo de noche, vimos un mar de luces que anunciaba una de las ciudades mas grandes, caóticas y pobladas del mundo, por lo tanto, contaminada, viva, enérgica y con pulso y respiración propia. El caos en el aeropuerto es la regla por lo que pude observar en la tranquilidad de los lugareños, insisten mucho en el control de pasaportes, pero la verdad si uno no esta para esperar, tranquilamente sale del aeropuerto y nadie se daría cuenta, o al menos esa impresión me dio, parecía aquello mas bien una discoteca a medianoche que un aeropuerto, no podía uno moverse y por todos lados llegan idiomas distintos y el árabe predominando, a gritos, en susurros, en carteles, a señas. De repente alguien salta a decirte hola y se agradece.
Tardamos casi 2 horas en sellar pasaportes y recoger maletas. el camino al hotel mas bien parecía a otra ciudad, cruzamos el Cairo de lado a lado, salimos del núcleo urbano, bordeamos barrios pobres, los mas pobres, la zona rica, "Helios city" donde vive la flor y nata, y uno podría pensar que se pasea por cualquier ciudad europea, solo el trafico delata en donde se encuentra uno, con arterias de 3 carriles que fácilmente son 6 o 5, según las necesidades de los conductores, pero que nadie se engañe, lo tienen muy controlado, es su forma de circular, a ambos lados de las vías, se ven por todos lados coches con el capó/cofre levantado, el calor que uno sabe por el termómetro asusta, pero acostumbrada al calor húmedo de Alicante 40ºC secos no son nada para mi, además me encanta, las noches de calor tiene algo............... simplemente me gustan.
La llegada al hotel un poco traumática, no tenia ni la menor idea de donde estaba, no lograba ponerme el plano en la cabeza, pero sabia que estábamos lejísimos de todo, llegamos siguiendo un canal en el que se podía adivinar por sombras todo tipo de contaminación, nos cruzamos con varios carros tirados por burros y el asfalto brillaba por su ausencia, se suponía que es un hotel de 5 estrellas pero enclavada en una barriada del extrarradio de la ciudad, en Giza road.
La primera noche apuesto que nadie durmió 15 minutos seguidos, el aire acondicionado no funcionaba, abrimos las ventanas y los mosquitos entraron gustosos a cenarme, pero en fin. Ya estábamos en el Cairo.
Al día siguiente, pudimos ver las instalaciones del hotel. léase una piscina mas grande que todo el parque que esta cerca de mi casa, las habitaciones una pena. pero el hotel bien, esa misma mañana visitamos las pirámides de Keops, Kefren y Micerinos, en la segunda pensé que me iba a dar un patatús, y de hecho tuve que salir y volver a entrar pues era un túnel de poco menos de metro y medio sin luz y serpenteante, arriba y abajo, juraría que había mas de 50 grados, y al gente salia chorreando sudor, pero allá voy yo, que pensé que no había llegado hasta ahí, para rajarme.
Visitamos la Esfinge, que honestamente me pareció menos enigmática y grande de lo que se dice, pero hay que reconocer que si se pone uno a pensar el tiempo que tiene y los medios de construcción, si que se maravilla un poco mas, en todo caso, ver las ruinas de una civilización tan magnifica, da un poco de escalofríos. como termina todo, es un ciclo, pero que tremenda debe ser la caída de un imperio tan grande, tan perfecto. Al día siguiente a horas no prudentes, tomamos un avión a Luxor, y aunque en esta foto parezca medio día, eran las 6 de la mañana, que a esa hora el sol ya tiene rato instalado. por mi cara si que se puede saber la hora.
Después del primer día y una vez superado el trauma de la toma de contacto, ya estábamos mas encarrilados, disfrutando de todo, de no entender a la gente, de no tener la mínima idea de lo que nos estábamos comiendo, del regateo hasta por las botellas de agua, pero sobretodo del sol Egipcio, Ra, que nos doro la piel y nos acompaño a lo largo de nuestro viaje, enseñándonos la luz que cada país tiene, la luz de Egipto.

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