Una vez que fui conciente, no del medio sino de las situaciones que me rodean, descubrí el curioso fenómeno de la nobleza femenina, que no hay mujer liberada que no apechugue con los defectos de la creación de nuestra contraparte masculina.
Me ha llenado de ternura ver a una mujer mil veces "cuerneada" cuidar la enfermedad de su marido, que tras darse la vidorra, vuelve al domicilio familiar a mal morir, y me pregunto, ¿de qué estamos hechas las mujeres?, tan frágiles y tan fuertes, tan tremendamente idiotas para perdonar todo en absoluto. ¿De qué estaremos hechas?. Me sobrecoge estar en presencia de mujeres asi, no se como explicarle a mi pobre lógica, el porque una tiene que estar, cuando ha sido el otro el que ha decidido irse, y lo peor, esperar a que se lo piense mejor.
Es cruel nuestra naturaleza, que no nos permite ser indiferentes, es contranatura al mismo tiempo, porque uno no deja la mano sobre el fuego para quemarse, pero se queda para presenciar desgracias peores........
Nunca lo entenderé. Pero me deja un regustillo agridulce, por una parte contemplar la piedad y por otro la indiferencia.
Muchas veces hemos dicho mis amigas y yo, eso de que si nos dieran a elegir, volveríamos a nacer hombres, (mas por lo de mear de pie que por otra cosa), tal vez entonces así, y solo así, seriamos capaces de ser egoístas y de dejar en la cuneta los pesos muertos.
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