
Una tarde de tantas, decidimos ir a pasear por Hyde park y claro que no podiamos dejar pasar la ocasión de visitar los almacenes Harrods más por curiosidad que por cuestiones de querer hacer una jornada de compras, Hyde park es un espacio precioso, con muchas cagadas de pato eso si, pero precioso.
Hay rinconcitos de cuento que invitan a que uno se invente sus propias historias, eso si, un poco más rosas que las de Dickens.
Caminamos toda la tarde alimentando a las ardillas, duchas en las artes de engañar al turista como cualquier otro miembro de ciudad cosmopolita, una vez que agotamos los cacahuates, perdieron el interes en nosotros y decidimos ir dando un paseito por el parque hasta Harrods.
El parque estaba lleno de otro tipo de árabes a los que no logro ubicar puesto que llevan más indumentaria de la que estoy acostumbrada a ver, se cardan el hiyab con no se que cosa que hace que se les quede un cabezon del 80 y eso si, mucho perfume, maquillaje y gafas de sol tipo aviador, kwait?, Dubai?, más tarde lo averiguaría.

Esta foto no podía faltar en mi colección!!!.
Llegamos a LOS ALMACENES, ya casi para el cierre asi que solo pudimos ver la planta baja, que ya de por si es interesante, ostentación, lujo y derroche por los 4 costados, y una con su presupuesto de estudiante, pero bueno, eso ellos no lo saben, asi que entramos tan anchas, paseando por el departamento de maquillajes llegamos al de comida, y es una cosa digna de ver, encontramos un queso stilton con frutas, al módico precio de 2 libras por 100 gr. pero como es algo que podiamos asumir y el queso se veía delicioso, cada una se compro un trozo. (el mío tenía melocoton!!).
Pero lo mejor estaba a la salida, mientras revisabamos nuestras guías para saber a que estación correr, nos percatamos de que ahi se daba lugar un show gratuito al que no se esta acostumbrado, un desfile de Ferraris, Bentleys, Rolls Royce, limousines y un largo etc. de marcas imposibles para el bolsillo de un trabajador normal y corriente. Eso si las mujeres de negro riguroso, tapadas de cabo a rabo pero pintarrajeadas y flotando en una nube de perfumes caros, cargadas de bolsas de compra de diseñadores, esperando a sus choferes en la puerta. Ni en las peliculas se ve una escena de esas. Un chico poseedor de un flamante Ferrari testa rosa, se percato de que hablabamos de él (¿sería porque Elena le tomaba fotos como una japonesa en su propia cara?), y como no, hombre que es, queriendo lucirse pego un acelerón para acto seguido no poder sacar su flamante cochazo del estacionamiento, venga volante a la derecha, venga volante a la izquierda, y nosotras riendo como colegialas y comiendo papas fritas como si estuvieramos en el cine.
A la vuelta esperaba otro espectaculo, un desembarco de personajes de todo pelaje, eso si, con mucho dinero, a una fiesta privada que se ofrecía con la tienda cerrada, para nada más y nada menos que el rey de Dubai, y ahi teníamos a Elena que ha crecido leyendo los Hola! de su abuela, esperando como una niña a ver al rey de Dubai, pero la Lety y yo ya estabamos cansadas y previendo que el metro (que aqui es el "tube"), cerraría dejandonos en tierra, y claro nosotras no tenemos chofer jeje, asi que la arrastramos hasta la estación destrozando asi sus sueños de ver al rey de cerca.
Veniamos aturdidas de ver tanto derroche y postin junto, cuando esperando el siguiente convoy en Picadilly circus vimos un ratón enorme de dientes retorcidos y ojos inyectados en sangre corriendo directamente hacia nosotras, bueno, exagero un poco, era un ratoncillo que más bien pasaba de prisita por un pasillo, pero si hubieran escuchado el grito que le pego Elena en el oido a una inglesa, se creerían más la primera versión.
Nada que dios por intermedio de la rata nos devolvía a la realidad, no somos ricas, no ambicionamos fortuna, pero somos libres, no hay cárcel de oro ni silencios obligados para nosotras, vamos y venimos como se nos antoja y a nadie tenemos que rendir cuentas, se puede tener algo más valioso?.